Los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y alto funcionamiento poseen un perfil único que combina habilidades excepcionales en ciertas áreas con desafíos en la comunicación social, el procesamiento sensorial y la flexibilidad cognitiva. Este doble diagnóstico, también llamado “doble excepcionalidad,” presenta tanto oportunidades como retos particulares en el desarrollo, la educación y la vida social del niño.
¿Qué significa tener alto funcionamiento y TEA?
Un niño con alto funcionamiento o habilidades excepcionales en áreas particulares y TEA puede mostrar habilidades superiores en áreas como el razonamiento lógico, la memoria, las matemáticas o el lenguaje. Al mismo tiempo, puede presentar limitaciones en habilidades de interacción social y flexibilidad cognitiva, además de ser propenso a la sobrecarga sensorial. Este perfil implica que, aunque el niño pueda destacar en ciertos aspectos, también enfrenta desafíos significativos en otros, lo que puede generar incomprensión en el ámbito educativo y social.
Las características comunes de un niño con TEA y alto funcionamiento incluyen:
Intereses intensos y específicos: Los niños con doble excepcionalidad suelen desarrollar intereses profundos en temas específicos. Esto puede hacer que dediquen mucho tiempo a aprender y explorar dichos temas, a menudo con un conocimiento detallado.
Alta capacidad de aprendizaje y pensamiento lógico: Estos niños tienden a aprender conceptos rápidamente, especialmente aquellos que implican razonamiento lógico o patrones. Su habilidad para captar y retener información puede ser sorprendente.
Dificultades en la interacción social: Los niños con TEA suelen presentar desafíos en la comunicación no verbal, en comprender las señales sociales y en manejar interacciones complejas. Esto puede generarles dificultades en su vida social y una tendencia a preferir actividades solitarias.
Hipersensibilidad sensorial: Muchos niños con TEA experimentan una alta sensibilidad a estímulos sensoriales, como sonidos, luces o texturas, lo que puede causarles incomodidad o estrés en ciertos entornos.
Baja tolerancia a la frustración y rigidez cognitiva: Las altas capacidades pueden hacer que estos niños tengan altas expectativas sobre sí mismos. Sin embargo, la rigidez cognitiva propia del TEA puede dificultarles adaptarse cuando algo no sale como esperan, llevándolos a experimentar frustración intensa.
Desafíos en el desarrollo y la educación
La combinación de TEA y alto funcionamiento plantea desafíos que requieren una intervención especializada y un enfoque educativo adaptado:
Dificultad para encajar en los entornos educativos estándar: Debido a su combinación única de habilidades y necesidades, estos niños pueden sentirse insatisfechos o frustrados en aulas convencionales que no estimulan sus capacidades. Al mismo tiempo, sus desafíos sociales y sensoriales pueden hacer difícil su integración en programas avanzados.
Problemas de integración social: La sensibilidad social y el perfil de comunicación diferente de los niños con TEA pueden hacer que sus interacciones sean difíciles, lo que a menudo resulta en incomprensión o aislamiento social. Además, sus intereses específicos y su alta capacidad de análisis pueden hacer que se sientan desconectados de sus compañeros.
Frustración y perfeccionismo: Los niños con TEA y alto funcionamiento suelen ser muy perfeccionistas. Si encuentran obstáculos o sienten que no pueden realizar algo según sus expectativas, pueden frustrarse y experimentar altos niveles de ansiedad.
Estrategias educativas para niños con TEA y alto funcionamiento
Enfoque educativo personalizado: La educación para niños con doble excepcionalidad debe ser individualizada y flexible. Un enfoque adecuado incluye un plan de educación adaptado que abarque tanto sus fortalezas como sus necesidades de apoyo.
Intervenciones basadas en los intereses: Aprovechar los intereses intensos del niño como base para la enseñanza es una estrategia efectiva. Los temas de interés pueden servir como motivación y pueden aplicarse en actividades académicas que fortalezcan habilidades en otras áreas, como la lectura, las matemáticas y las ciencias.
Fomentar la participación en grupos de interés común: Participar en actividades o grupos centrados en sus intereses (clubes de ciencias, matemáticas o tecnología, por ejemplo) permite que el niño se relacione con otros que comparten su pasión, mejorando sus habilidades sociales en un entorno donde se sienta aceptado y comprendido.
Apoyo en habilidades sociales: Los niños con TEA y altas capacidades pueden beneficiarse de programas que trabajen habilidades sociales específicas, como reconocer emociones en los demás, practicar la empatía y desarrollar estrategias para mantener una conversación. Este tipo de intervención es especialmente útil para ayudarles a integrarse mejor socialmente.
Técnicas de manejo de la frustración y regulación emocional: La educación emocional es clave para que el niño aprenda a manejar la frustración y la ansiedad asociadas al perfeccionismo. Estrategias como la respiración profunda, el mindfulness o el uso de “fidget toys” pueden ayudarle a gestionar mejor las emociones en momentos de estrés.
Apoyo en el hogar para niños con TEA y alto funcionamiento
Crear un ambiente estimulante y tranquilo: Es importante proporcionar un espacio en el hogar que favorezca la concentración y que esté libre de estímulos sensoriales intensos. Un ambiente ordenado y predecible ayuda a estos niños a sentirse seguros y a evitar la sobrecarga sensorial.
Promover la autonomía y el autocuidado: Fomentar la independencia en tareas diarias como el autocuidado, la organización y la gestión del tiempo es importante para fortalecer su autoconfianza y habilidades adaptativas. Las tareas y rutinas claras, con tiempos establecidos, facilitan su sentido de autonomía.
Balance entre estimulación y relajación: Aunque es importante que los niños con alto funcionamiento se mantengan motivados y estimulados, también es esencial que tengan tiempo para descansar y relajarse. Proporcionarles momentos de calma, sin presión por rendir, les ayuda a evitar el agotamiento y a reducir la ansiedad.
Fortalecer la autoaceptación y el manejo de la frustración: Los niños con TEA y alto funcionamiento suelen ser críticos consigo mismos. Hablar abiertamente sobre la importancia de aceptar sus errores y de aprender de ellos sin autoexigencia es fundamental para su bienestar emocional.
Buscar apoyo en grupos y redes de padres: Existen grupos de apoyo y asociaciones para padres de niños con doble excepcionalidad. Estos espacios ofrecen recursos, experiencias compartidas y consejos sobre cómo enfrentar los retos únicos de estos niños.
La importancia de contar con profesionales especializados
Contar con un equipo multidisciplinario que incluya a un psicólogo, terapeuta ocupacional, logopeda y un educador especializado en alto funcionamiento y TEA es fundamental para atender sus necesidades de manera integral. Los profesionales pueden ayudar a desarrollar un plan personalizado que promueva el desarrollo de habilidades sociales, emocionales y académicas.
Aquí algunas consideraciones para encontrar el equipo adecuado:
Formación en TEA y doble excepcionalidad: Es esencial que los profesionales cuenten con experiencia en ambos perfiles, ya que las estrategias y necesidades pueden ser muy diferentes a las de un niño con un diagnóstico único de TEA o de alto funcionamiento.
Enfoque colaborativo con la familia: La intervención en el hogar es esencial para que el niño reciba un apoyo constante y consistente. Es importante que los profesionales trabajen en estrecha colaboración con la familia y el entorno escolar para crear una red de apoyo coherente y personalizada.
Intervención centrada en las fortalezas del niño: Un enfoque que resalte y potencie las habilidades únicas del niño contribuye a su autoestima y motivación, ayudándole a construir una imagen positiva de sí mismo y a entender su perfil único.
Los niños con TEA y alto funcionamiento tienen un perfil complejo y único, que requiere un enfoque individualizado y comprensivo. Con el apoyo adecuado, estos niños pueden desarrollar su potencial excepcional, fortalecer sus habilidades sociales y manejar sus desafíos de forma más equilibrada. La colaboración entre el hogar, la escuela y los profesionales es fundamental para que el niño se sienta seguro, comprendido y motivado para explorar y crecer en sus áreas de interés y de desafío.
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Bibliografía
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