¿Por qué sentimos que leer nos hace bien, aunque a veces no sepamos explicarlo con palabras?
En un mundo cada vez más acelerado, donde los estímulos son constantes y la atención se dispersa con facilidad, la lectura se presenta como un acto íntimo, profundo y reparador. Leer no es solo adquirir información: es una experiencia emocional, mental y cognitiva que puede transformar nuestra vida, cuidarnos y protegernos desde dentro.
Leer no solo te cultiva: te cuida
Desde la psicología sabemos que leer no es únicamente una forma de ocio o aprendizaje. Es una práctica que impacta directamente en nuestra mente, nuestras emociones y nuestra salud. La lectura nos permite desconectar del ruido externo para conectar con nuestra voz interior. Es, en muchos sentidos, una forma de autocuidado cotidiano.
A nivel emocional: un espejo, una pausa, una puerta
La lectura nos conecta con lo más humano que hay en nosotros. Un libro puede hacernos llorar, reír, recordar o sanar. Nos permite sentir de forma segura, experimentar emociones que a veces evitamos en la vida real, y procesarlas sin juicio. Además:
Favorece la introspección: cuando leemos, viajamos hacia dentro. Reflexionamos sobre nuestra vida, nuestros sueños o nuestras heridas. Leer puede ser una forma de terapia silenciosa, que nos acompaña sin invadirnos.
Nos da perspectiva: al conocer otras historias, culturas o formas de pensar, ampliamos nuestro horizonte. Entendemos que no somos los únicos con miedos, dudas o deseos. Nos sentimos menos solos
Desarrolla la empatía: al identificarnos con personajes, sentimos como ellos, entendemos decisiones distintas a las nuestras y cultivamos la capacidad de comprender al otro.
Y a nivel neuropsicológico: fortaleces tu cerebro sin darte cuenta
Leer activa múltiples áreas cerebrales a la vez: atención, memoria, lenguaje, imaginación, emoción, razonamiento… Es un ejercicio completo, aunque no lo notemos.
Este proceso contribuye directamente a lo que conocemos como reserva cognitiva, es decir, la capacidad que tiene nuestro cerebro para resistir los efectos del envejecimiento o de enfermedades neurodegenerativas. Cuanto más lo estimulamos a lo largo de la vida, más conexiones neuronales creamos, y más recursos tendrá para compensar posibles dificultades futuras.
Incorporar la lectura a nuestra rutina diaria es una forma sencilla y poderosa de cuidarnos por dentro. No hace falta empezar con lecturas largas o complejas: lo importante es encontrar textos que nos conecten, nos inspiren y nos permitan detenernos un momento en medio del caos cotidiano.
Leer no solo enriquece nuestro lenguaje o nuestro conocimiento: enriquece nuestra vida entera. Nos hace más conscientes, más empáticos, más resilientes. Y sobre todo, nos mantiene mentalmente activos y emocionalmente conectados con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.
En el Día del Libro (y cada día)...desde el Instituto Politécnico de Psicología te invitamos a ver la lectura como una herramienta de bienestar emocional, de estimulación cognitiva y de crecimiento personal. Regalarte tiempo para leer es regalarte salud, equilibrio y presencia.
Bibliografía
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