Apego seguro: qué es, cómo se forma y cómo se vive en la adultez
Si has llegado hasta aquí, es probable que ya hayas identificado que tienes un apego seguro, o que sientes curiosidad por saber si podrías desarrollarlo.
¿Qué significa tener un apego seguro?
Tener apego seguro significa que, desde la infancia, viviste una relación con tu cuidador principal (normalmente la madre, pero no siempre) que te transmitió esto:
“Estoy aquí para ti.”
“Te escucho y te veo.”
“Te cuido cuando me necesitas.”
“Te animo a explorar el mundo y confiar en ti.”
Esto no quiere decir que tus padres fueron perfectos. Significa que fueron suficientemente buenos, que estaban emocionalmente disponibles la mayoría del tiempo, y que supieron responder de forma adecuada cuando tú necesitabas afecto, consuelo o seguridad.
¿Cómo se forma el apego seguro en la infancia?
Un niño desarrolla apego seguro cuando:
Le calman cuando llora.
Le abrazan cuando tiene miedo.
Le animan a explorar sin forzarle.
Le corrigen con amor, sin humillar.
Le escuchan cuando expresa emociones.
Por ejemplo, si un bebé llora porque tiene hambre. La madre acude, lo coge en brazos y le da de comer, mirándole y hablándole con ternura. El bebé aprende: “Puedo confiar. No estoy solo.”
Si esto ocurre con frecuencia (aunque no siempre sea perfecto), el niño aprende que el mundo es un lugar seguro y que él tiene valor.
¿Cómo es el apego seguro en adultos?
Un adulto con apego seguro tiene una base emocional sólida que le permite:
✔ Confiar en los demás
Cree que las personas son, en general, dignas de confianza.
Se siente cómodo compartiendo lo que piensa y siente.
✔ Confiar en sí mismo
Se valora.
Se siente digno de amor.
Cree que puede afrontar dificultades.
✔ Sentirse cómodo con la intimidad
No le da miedo abrirse emocionalmente.
Disfruta de los vínculos cercanos sin perder su independencia.
✔ Resolver conflictos de forma sana
Puede hablar de lo que le molesta sin atacar.
Escucha al otro y busca acuerdos.
¿Cómo se comporta una persona con apego seguro en sus relaciones?
En pareja:
Es capaz de amar sin miedo.
No necesita controlar ni ser controlado.
Confía, expresa afecto y también pone límites sanos.
Puede estar sola sin sentirse abandonada.
En la amistad:
Tiene vínculos duraderos y auténticos.
No teme el rechazo, ni depende excesivamente de la aprobación ajena.
Puede pedir ayuda y también ofrecerla.
En el trabajo:
Acepta críticas sin derrumbarse.
Se siente capaz, pero también reconoce cuando necesita apoyo.
Tiene buena relación con la autoridad y con los compañeros.
¿Cómo saber si tienes un apego seguro?
Te dejo una pequeña guía. Responde con sinceridad:
¿Te sientes cómodo expresando tus emociones a tu pareja o amigos?
¿Te sientes valioso aunque no te lo digan constantemente?
¿Sabes pedir ayuda sin sentirte débil?
¿Puedes estar solo sin angustia?
¿Sabes decir “no” sin sentir culpa?
Si la mayoría son sí, probablemente tienes un estilo de apego seguro (o lo estás desarrollando).
¿Y si no tuviste apego seguro… pero quieres tenerlo?
Buena noticia: el apego seguro se puede aprender.
Aunque no hayas crecido con él, puedes desarrollarlo con nuevas experiencias de relación y trabajo interior. Aquí van algunas formas: